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La poesía de
Jorge Contreras Herrera, en su reciente Hojarasca, expresa deseos
imposibles, aunque urgentes: “Quiero un significado. / Entender.” Y, también,
“Busco un alfabeto para entender el idioma de las sirenas”.
Me ha tocado la gracia y la fortuna
de recibir el texto autografiado con una generosa dedicatoria de puño y letra
del poeta. No por retribuir, sino por simple gozo, me atrevo a externar el
siguiente comentario.
Nos advierte Contreras que no a todos está
abierto el sentido de su poesía. “Lo que existe no está”, nos dice. Lo que leo,
entonces, es algo inexistente, no sólo porque me asumo pésimo lector y no sé
descalzarme para andar sobre la hojarasca, como indica el poeta que se ha de
entrar al poema, sino porque un misterio jamás devela toda su luz. ¿Acaso
alguna verdad profunda es evidente? Y, si lo es, ¿tengo la inocencia, la pureza
para advertirla, deslumbrante frente a mis ojos? ¿Puedo descifrar el canto de
las sirenas, nítido en mi oído? Me declaro impuro, ignorante y, sin embargo, sé
que navego entre cantos, entre ritmos que me imantan y me excluyen a la vez. Ante
los poemas de Hojarasca no me siento aprendiz de brujo, pero quizá
aspirante a monje con pocas esperanzas de ser admitido en el arcano (¿precaria
fe?).
Hojarasca es un poemario que
anda bordeando secretos de verso a verso. Su autor es un poeta a quien gustan
los misterios y a la vez los teme. ¿Quién no? También le gusta detenerse en la
penumbra de la no-revelación, dejarnos con el solo contorno que enmarca a una
oscuridad aún mayor. Pero Jorge no dejará con sed a sus lectores: en su poesía
hay oasis, atisbos de fuentes fundamentales y trascendentales (culturas
clásicas, Ezra Pound, esoterismo, física cuántica).
El discurso del poeta Jorge
Contreras parece reclamar, más que un oído o un interlocutor, un lector o
lectora que lo acompañen en su viaje de “recordar el futuro”:
“Siento nuestro paso por esta vereda.
Quisiera tomarte de la mano y no decir nada
mirar juntos el otro lado del camino”.
(“Magnus tempus”).
Como lector incapaz de andar
descalzo los guijarros afilados, he sentido en cambio la desgarradura de mis
tenues alpargatas. Hojarasca confronta al lector consigo mismo y hay que
descubrir el pecho cuando se está en mitad de la guerra o el desamor o el
descreimiento político y hasta poético. Tal es el riesgo de leer con plena
conciencia una poesía franca, sin concesiones, como la de este libro, y que se
refrenda en el “Manifiesto ablucionista” con que cierra, verdadera arte poética
y declaración estética de su autor. “debemos mirar hacia dentro, y mirar hacia
dentro no es sólo mirar hacia lo eterno, es mirar en perspectiva dentro y
fuera...” Difíciles peticiones que pondrán a prueba la voluntad de simples
mortales y, por eso mismo, declaraciones valiosas y urgentes.
Hojarasca. Corina Martínez – Ablucionistas
Editorial. México, 2021, 85 pp.
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