lunes, 6 de abril de 2020

Qué hacer durante una reclusión voluntaria (18)

 Mis queridos y cautivos lectores:
            Hoy, amigos, sí me porté mal. No hice otra cosa que deberes domésticos, y comprenderán ustedes que para un sexagenario educado en la tradición patriarcal y machista vigente aún hace algunas décadas, resulta un poco triste. Uno cumple con esa ética del hogar, con esas obligaciones asumidas, a pesar del pesar, porque no es fácil acostumbrarse.
            Para endulzar un poco mis rutinas de limpiar, ordenar, admitir la supervisión de quien más sabe en estos menesteres, decidí preparar un postre típico de este periodo primaveral. Tal vez adivinaron: sí, capirotada. Para quienes no sepan lo que es o cómo se prepara tal platillo hipercalórico (hay que comer poquito cada vez), me dispongo a compartir mi receta, en el entendido de que hay muchas otras y es fácil encontrarlas aquí y allá por la gran red. Van las instrucciones, con cantidades propicias para una familia, de cinco a diez personas. Si son cinco, quedará para varios días si se refrigera:

Ingredientes
1. Siete u ocho piezas de pan blanco. Que sean bolillos tradicionales, no como los del S-Mart, Soriana ni Walmart. Deben ser de una panadería tradicional, como Los Reyes, Pastigel, La Rosa de Oro, etc.
2. Dos piezas de piloncillo.
3. 300 gramos de nuez sin cáscara.
4. 300 gramos de almendra fileteada. Si tiene usted almendras enteras, las puede partir en tres o cuatro pedazos con un cuchillo. Este y otros ingredientes son opcionales. Es frecuente y tradicional que se utilicen cacahuates, pero yo casi nunca los empleo.
5. 200 o 250 gramos de pasas (de uva o de arándanos rojos; si tiene arándanos azules, está bien).
6. 100 gramos de coco rallado.
7. Medio kilogramo de queso rallado (puede ser menos).
8. Dos canutos de canela entera.
9. De tres a cinco clavos de olor.

Preparación
            Pónganse a calentar tres litros de agua, donde se verterán los piloncillos (uno y medio, no los dos enteros). Ahí mismo, agréguense la canela y el clavo de olor.
            Rebánese el pan transversalmente (a lo ancho), con un grosor de 1.5 0 2 centímetros. Hay que procurar la mayor uniformidad posible, y no queden unos más delgados que otros. Es mejor si, previamente, el pan se dejó secar unos dos o tres días. Lo suficiente para cortar cómodamente, sin que sea quebradizo de tan seco.
            Las rebanadas se ponen a dorar sobre un comal o en el horno. Este paso puede saltarse si le gusta a usted la capirotada muy suave. Si la prefiere un poco crujiente o de más consistencia, conviene tostar el pan. Evite quemarlo: no se ve ni sabe bien si esto le pasa.
            En recipientes a propósito, coloque las pasas, el coco, las nueces, las almendras y el queso.
            Cuando el piloncillo esté fundido en el agua, se deja hervir un minuto, para integrar los sabores de la canela y el clavo. Enseguida, apague el fuego.
            En una cacerola grande y con tapa (yo usé una olla presto), ponga una capa de rebanadas de pan, que cubran totalmente el piso de la cacerola. Vierta caldo del piloncillo de modo que el pan quede húmedo mas no anegado. Encima, esparza el queso rallado de manera generosa; sobre el queso, agregue de manera uniforme las pasas, la nuez, las almendras y el coco. Sobre todo eso, vierta un poco más del caldo.
            Coloque otra capa de pan y repita la operación con los ingredientes. Cada capa se baña con el caldo para que el pan se vaya humedeciendo y el queso se funda un poco. Siga superponiendo capas hasta que colme a tres cuartas partes o más la cacerola, o bien, hasta que no haya más rebanadas, cuidando de bañar bien la capa superior.
            Finalmente, tape la cacerola o la olla presto y póngala a calentar hasta que el queso de encima se vea gratinado. Evite quemar el pan del fondo. Cuando esté lista la capirotada, puede esparcir un poco de grajea, para adornar. Otra opción es poner la grajea en cada plato servido. Algunas personas prefieren prescindir de este dulce, porque el postre de por sí lo es más que suficiente. Voilà! A disfrutarla. Se puede comer caliente o frío, acompañada con un vaso de leche o café sin azúcar.

Un abrazo, amigas y amigos. Recuerden evitar las reuniones numerosas, ir a fiestas, visitar tiendas o personas cuando no sea indispensable. A quedarnos en casa.

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