Hoy, amigos, sí me porté mal. No
hice otra cosa que deberes domésticos, y comprenderán ustedes que para un
sexagenario educado en la tradición patriarcal y machista vigente aún hace
algunas décadas, resulta un poco triste. Uno cumple con esa ética del hogar,
con esas obligaciones asumidas, a pesar del pesar, porque no es fácil
acostumbrarse.
Para endulzar un poco mis rutinas de
limpiar, ordenar, admitir la supervisión de quien más sabe en estos menesteres,
decidí preparar un postre típico de este periodo primaveral. Tal vez adivinaron:
sí, capirotada. Para quienes no sepan lo que es o cómo se prepara tal platillo
hipercalórico (hay que comer poquito cada vez), me dispongo a compartir mi
receta, en el entendido de que hay muchas otras y es fácil encontrarlas aquí y
allá por la gran red. Van las instrucciones, con cantidades propicias para una
familia, de cinco a diez personas. Si son cinco, quedará para varios días si se
refrigera:
Ingredientes
1. Siete u ocho
piezas de pan blanco. Que sean bolillos tradicionales, no como los del S-Mart,
Soriana ni Walmart. Deben ser de una panadería tradicional, como Los Reyes,
Pastigel, La Rosa de Oro, etc.
2. Dos piezas de
piloncillo.
3. 300 gramos de
nuez sin cáscara.
4. 300 gramos de
almendra fileteada. Si tiene usted almendras enteras, las puede partir en tres
o cuatro pedazos con un cuchillo. Este y otros ingredientes son opcionales. Es
frecuente y tradicional que se utilicen cacahuates, pero yo casi nunca los
empleo.
5. 200 o 250
gramos de pasas (de uva o de arándanos rojos; si tiene arándanos azules, está
bien).
6. 100 gramos de
coco rallado.
7. Medio kilogramo
de queso rallado (puede ser menos).
8. Dos canutos de
canela entera.
9. De tres a cinco
clavos de olor.
Preparación
Pónganse a calentar tres litros de
agua, donde se verterán los piloncillos (uno y medio, no los dos enteros). Ahí
mismo, agréguense la canela y el clavo de olor.
Rebánese el pan transversalmente (a
lo ancho), con un grosor de 1.5 0 2 centímetros. Hay que procurar la mayor
uniformidad posible, y no queden unos más delgados que otros. Es mejor si,
previamente, el pan se dejó secar unos dos o tres días. Lo suficiente para
cortar cómodamente, sin que sea quebradizo de tan seco.
Las rebanadas se ponen a dorar sobre
un comal o en el horno. Este paso puede saltarse si le gusta a usted la
capirotada muy suave. Si la prefiere un poco crujiente o de más consistencia, conviene
tostar el pan. Evite quemarlo: no se ve ni sabe bien si esto le pasa.
En recipientes a propósito, coloque
las pasas, el coco, las nueces, las almendras y el queso.
Cuando el piloncillo esté fundido en
el agua, se deja hervir un minuto, para integrar los sabores de la canela y el
clavo. Enseguida, apague el fuego.
En una cacerola grande y con tapa (yo
usé una olla presto), ponga una capa de rebanadas de pan, que cubran totalmente
el piso de la cacerola. Vierta caldo del piloncillo de modo que el pan quede
húmedo mas no anegado. Encima, esparza el queso rallado de manera generosa; sobre
el queso, agregue de manera uniforme las pasas, la nuez, las almendras y el
coco. Sobre todo eso, vierta un poco más del caldo.
Coloque otra capa de pan y repita la
operación con los ingredientes. Cada capa se baña con el caldo para que el pan
se vaya humedeciendo y el queso se funda un poco. Siga superponiendo capas
hasta que colme a tres cuartas partes o más la cacerola, o bien, hasta que no
haya más rebanadas, cuidando de bañar bien la capa superior.
Finalmente, tape la cacerola o la
olla presto y póngala a calentar hasta que el queso de encima se vea gratinado.
Evite quemar el pan del fondo. Cuando esté lista la capirotada, puede esparcir
un poco de grajea, para adornar. Otra opción es poner la grajea en cada plato
servido. Algunas personas prefieren prescindir de este dulce, porque el postre de
por sí lo es más que suficiente. Voilà! A disfrutarla. Se
puede comer caliente o frío, acompañada con un vaso de leche o café sin azúcar.
Un abrazo, amigas y
amigos. Recuerden evitar las reuniones numerosas, ir a fiestas, visitar tiendas
o personas cuando no sea indispensable. A quedarnos en casa.
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