sábado, 4 de abril de 2020

Qué hacer durante una reclusión voluntaria (15)

Mis queridos y pacientes lectores:
Hemos llegado al número 15 de estas comunicaciones, cuyos propósitos importantes son dos: establecer un puente, un contacto entre nosotros, los confinados en una cuarentena que pudiera prolongarse por más de cuarenta días (deseamos que no, desde luego). Porque no queremos dejar de ser comunidad a causa de las prácticas de inmunidad, como vimos ayer. El segundo propósito, tal vez el más poderoso, es el de entretenernos un poco: que estas líneas cotidianas ocupen de manera grata una partecita del tiempo que pasaremos entre cuatro muros.
Hoy (o ayer: ya son las 12:16 am), 3 de abril, Google hace homenaje a la memoria de Lola Álvarez-Bravo, considerada la primera mujer fotógrafa de México. Nació en 1907, en Lagos de Moreno, Jalisco. La información de Google está aquí: https://www.infobae.com/america/mexico/2020/04/03/la-primera-fotografa-mexicana-lola-alvarez-bravo-fue-homenajeada-por-google/ . Amiga de artistas de su tiempo, entre quienes estuvieron Frida Kahlo, Diego Rivera, Tina Modotti, David Alfaro Siqueiros y, desde luego, su marido, el fotógrafo Manuel Álvarez Bravo. Si desean más información sobre esta figura importante de la cultura mexicana, qué mejor y más a la mano que Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Lola_%C3%81lvarez_Bravo
Tenía la intención de hablar sobre todas aquellas cosas que se pueden hacer cuando uno debe permanecer en casa. Es una idea que da vueltas en mi alocada testa desde mi reciente jubilación. Varias personas con edad cercana a la mía expresaban su temor ante el momento de ya no estar cumpliendo con un horario de labores. “¿Qué voy a hacer? Me voy a volver loca”, me decía una compañera de la UACJ. Yo le respondí que se podrían escribir libros llenos de propuestas sobre actividades realizables por quienes llegaron a la edad del retiro. Sería una larga lista, un manual de instrucciones con ejemplos prácticos que, en efecto, ocuparían muchas páginas. En mi caso, si no estuviera ocupado en todo lo que hago (que es poco pero se lleva todo mi tiempo), tejería pulseras y otros objetos con cuerdas; tejería bufandas, gorras, guantes y otras prendas con estambre; fabricaría juguetes o pequeños muebles de madera. Todo eso ya lo hice antes y lo haría de nuevo, pero hay muchas posibilidades más, de acuerdo con los gustos, intereses y habilidades de cada persona.
No hablaremos hoy de ello, sino de un asunto preocupante: la necesaria vida activa y creativa, dentro del hogar, para cada uno de sus componentes. La convivencia prolongada y en situación de encierro puede provocar estrés y a eso se debe el repunte de la violencia dentro de muchas casas mexicanas. A eso y a las noticias sobre el virus, que nos hacen sentir como en medio del Apocalipsis. El gobierno intenta disminuir las incidencias limitando la venta de alcoholes. Quizá eso ayude, pero lo más urgente es reaprender a convivir, promover actividades creativas, productivas y recreativas de calidad dentro de las familias que comparten la misma casa. Sé que son palabras huecas, pues quienes pueden leer estas líneas, quienes tienen la curiosidad de hacerlo, están lejos de vivir ese tipo de problemas (lo deseo con el alma). No puedo hacer otra cosa que expresar mi aspiración de que se construya la paz entre las familias confinadas. El derecho a la vida propia no queda suprimida porque se comparta un espacio mínimo, pues cada quien puede escoger su lugarcito de lectura, pintura, música, o cualquier actividad de su elección. Además, los juegos grupales de mesa, el ajedrez y otras formas de diversión en común pueden ser valiosas en esta situación. Mi novia, por ejemplo, pasa el día armando un rompecabezas de mil piezas mientras yo estudio, escribo, hago ejercicio. Cuando ella se ejercita lo hace a su ritmo y en sus propios horarios. Comer es una de las pocas cosas que hacemos juntos. Hasta hoy, jamás hemos peleado y raras veces discutimos. He visto ejemplos similares. No somos ejemplo, pero tal vez una muestra de que es posible.
Amigos y amigas: que no el enclaustramiento nos destruya, sino al contrario, que sirva para crecer todos, para ser mejores, para reaprender el amor y muchas otras cosas. Aprendamos a organizarnos en comunidad así, en la distancia que no es capaz de separarnos. Va un abrazo para todos y todas ustedes, con cariño.




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