¿Qué
sucedió durante el día? Caminé con un poco de frío y constaté cambios en las calles
que anduve: menos autos, menos gente a pie. En los negocios de abarrotes y
comidas, cuidados más estrictos. Filas bien espaciadas en los bancos, muchas
personas con su mascarilla y guantes. Ignoro si la mascarilla será tan
importante como los guantes. Ignoro casi todo, pero supongo que la distancia,
el saludo sin contacto y la higiene de manos juegan un papel importante en la
tarea de alargar el tiempo antes de que haya muchos contagiados en la ciudad.
¿Qué hice yo? Visité a mi novia y hablé de lejitos con ella. Visité a mi nieta, procurando el menor contacto posible, aunque la niña no puede dejar de considerarme su compañero de juegos.
Ya
noche, mis anfitriones benditos me invitaron a ver una película de Jean Cocteau,
El testamento de Orfeo. Onírica, poética, surrealista, mágica. Hacía rato que
no me encontraba con una película-poema de esta calidad. Pueden hallar
información técnica en:
Es
maravilloso ver en el reparto a todas estas figuras: Jean Cocteau, Claudine Auger, Charles Aznavour, Lucía Bosé, Yul Brynner, Françoise Sagan, Roger Vadim, Edouard Dermithe, Henri Crémieux, Jean-Pierre Léaud, María Casares, Daniel Gélin, François Périer, Jean Marais, Pablo Picasso, Nicole Courcel.
Los
parlamentos son poéticos, dotados de lúcida locura. Me encantó esta frase que
me gusta como epitafio, y es desde luego de Jean Cocteau: “finjan llorar,
amigos, los poetas sólo fingen estar muertos”. Las imágenes y efectos corresponden al surrealismo onírico característico del poeta francés.
No dejemos
de cuidarnos, no bajemos la guardia. Tal vez lo estamos haciendo bien y hay que
hacerlo mejor, pues vienen tiempos duros.
Mi abrazo y
mi voto por la salud de todos ustedes, de todos nosotros.
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