Luna
Yo no tengo estanque para ver la
luna.
Yo no tengo pozo en donde la luna
repose.
Yo no tengo un río para que la
luna corra.
Yo la veo de lejos, ella me mira
de cerca,
me sigue por la ciudad.
Cuando me voy lejos, ella me
espera, echada,
en el rincón de las nubes.
Yo la busco arriba, ya ha
madurado mi deseo por ella.
La luna me besa y yo no me doy
cuenta.
Lo sabe mi piel, por dentro y por
fuera.
PD: Un día muy temprano tomé mi
mochila
y me subí en el tren con mi
guitarra.
Cruzamos todo el desierto.
Cuando oscureció, la luna,
enamorada, me seguía.
Yo la observé todo el tiempo
desde mi ventana.
De madrugada me dejó el tren en
la estación del viento.
Ahí estaba la luna esperándome en
el pueblo.
Nadie más de las sombras salió a
recibirme.
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