miércoles, 1 de octubre de 2014

Antidecálogo serio del escritor (para negar a Monterroso, ese juguetón falsario )


1. Nunca escribas, y menos cuando creas que tienes algo que decir: ya todo fue dicho y existen demasiados libros, como bien lo dijo Gabriel Zaid.

2. Sólo sería válido escribir para contemporáneos, que cuando acabamos la escritura, ya son antepasados. La posteridad no la viviremos, pues el futuro es algo que mañana será llamado el ahora. Incluso, lo mejor sería escribir para personajes del pasado que admiramos. Eso sí tendría valor, al menos como de reliquia.

3. En ninguna circunstancia vale la pena recordar que en literatura no hay nada escrito: ya todo se hizo y puede comprobarlo quien tiene una mediana cultura literaria.

4. Lo que puedas decir con cien palabras, dila con diez y quedará mejor, como sugirió en su tiempo Borges. Si algo se puede decir con una sola, entonces mejor el silencio. Aquí sí coincido con Monterroso: cincuenta es un feo número para las palabras. Mejor, ninguna.

5. Escribir no es más arte que freír un huevo, y no soy el primero en afirmarlo. Con mediana inteligencia se puede escribir bien, aunque más inteligente es quien jamás escribe nada, como Sócrates.

6. Nadie puede escribir con hambre, ni entre los piojos de una prisión (hay excepciones honrosas). El insomne no quiere curarse, por eso no debe escribir. Hay que dormir, vivir una vida tranquila, cosas que no hizo el gran Homero ni mucho menos George Byron. En cuanto a Bloy, ciertamente, ganó muchos... enemigos.

7. Sin hacer caso de las mentiras de Monterroso, sí hay que libar las mieles de la fama, para lo cual es mucho mejor no escribir ni jota. ¿Qué libros hicieron Marilyn, Lennon o Elvis Presley?

8. Falso que los ricos y poderosos lean mucho. No leen, pues son inteligentes y ya no les hace falta el cultivo que urge a las mentes débiles y empobrecidas que, de paso, no pueden comprarse libros.

9. Si las personas creyeran y dudaran alternativamente de sí mismos, no sería extraño que también perdieran el tiempo escribiendo: es un oficio para esquizoides. La sabiduría no se lleva bien con el exhibicionismo de quienes escriben.

10. Otra vez la inteligencia. Demuéstrala de la mejor manera: con silencio.


El mío es un decálogo serio y por ello no haré doce reglas, como Augusto (qué manera de burlar a los lectores). Yo recomiendo descartar todos los puntos del falso decálogo monterrosino. Éste sí es para escritores: para que dejen esa torpe actividad.

(Agustín García Delgado)

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