Tal vez la coma sea el signo más
importante, y también el que se usa erróneamente con mayor frecuencia.
Antes
de continuar, debo reconocer mi deuda impagable con quien considero mi maestro
en cuestiones de redacción: el poeta, ensayista y desinteresado profesor Sandro
Cohen, quien explica en el prólogo a la cuarta edición de Redacción sin dolor: “Si alguien me obligara a decir cuál es el
error que más afea la redacción, que más confunde al lector, tendría que hablar
del encabalgamiento”.
Y
bien, ¿qué anuncia esta curiosa palabra, que hace pensar en traslapes,
encimamientos o empalmes? Para entender
el asunto de manera cabal, tendremos que hablar de la oración, o mejor, de las
oraciones y la manera en que se relacionan unas con otras. Lo haremos
brevemente, en el acuerdo de que las lagunas propiciadas por esta brevedad
serán llenadas por las respuestas a las preguntas de ustedes. O, quizá, por
explicaciones postreras de mi parte. También recordemos que habrá un apartado
especial para este asunto tan vivo llamado “oración gramatical”.
Por
lo pronto, sabremos que hay oraciones
simples —las que tienen sólo un verbo conjugado, casi siempre explícito y a
veces implícito—; hay oraciones compuestas, que funcionan con ayuda de dos o
más verbos. Entre las compuestas, encontramos oraciones coordinadas entre sí; también hay oraciones subordinadas a otra principal, de la que dependen para
completar su sentido. En la subordinación intervienen dos verbos, uno para la
oración principal y otro para la subordinada. Es un tema relativamente fácil,
pero exige explicaciones amplias y múltiples ejemplos; por ello tendremos una
sección exclusiva para este asunto.
Las
oraciones coordinadas, en cambio, son independientes, gramaticalmente, entre
sí, que se relacionan por diversas causas.
A
veces utilizamos varias oraciones simples, relacionadas por un tema común, que
separamos por comas: estas son series de oraciones independientes pero que se
unen porque son una secuencia de algo, como en este ejemplo: 1) “Tomé el
martillo, puse unas tachuelas en mi boca, acomodé la tela en su sitio y comencé
a tapizar”. En este caso, es pertinente separarlas mediante coma, porque hay
una secuencia lógica, pero no siempre ocurre así.
En
el siguiente ejemplo, veremos varias oraciones simples, relacionadas de otra
manera:
2) Hacía un frío
terrible; José trajo un poco de leña
para el calentón.
3) El camión de
pasajeros llegó a tiempo pero no tenía
espacio para uno más.
4) Tengo unas
monedas y hoy quiero invitarte al
cine.
Los
tres pares anteriores de oraciones están coordinadas entre sí por medio de: 2) el
signo de puntuación; 3) la conjunción pero;
4) la conjunción y.
El
ejemplo 1) está coordinado por medio de comas, porque se trata de una
secuencia; si no fuera así, sería inadecuado utilizar comas.
Pero,
y aquí es donde pondremos atención, si en los incisos 2 al 4 hubiésemos
separados las oraciones con comas, estaríamos incurriendo en el común error del
encabalgamiento. Las oraciones encabalgadas quedarían así:
⊗
Hacía un frío terrible, José trajo un poco de leña.
⊗
El camión de pasajeros llegó a tiempo, no tenía espacio para uno más.
⊗
Tengo unas monedas, hoy quiero invitarte al cine.
Veremos, en las
reflexiones que vendrán a continuación, otros usos adecuados e inadecuados de
la coma.
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