viernes, 14 de marzo de 2014

7.2 La coma

Tal vez la coma sea el signo más importante, y también el que se usa erróneamente con mayor frecuencia.
            Antes de continuar, debo reconocer mi deuda impagable con quien considero mi maestro en cuestiones de redacción: el poeta, ensayista y desinteresado profesor Sandro Cohen, quien explica en el prólogo a la cuarta edición de Redacción sin dolor: “Si alguien me obligara a decir cuál es el error que más afea la redacción, que más confunde al lector, tendría que hablar del encabalgamiento”.
            Y bien, ¿qué anuncia esta curiosa palabra, que hace pensar en traslapes, encimamientos o empalmes? Para  entender el asunto de manera cabal, tendremos que hablar de la oración, o mejor, de las oraciones y la manera en que se relacionan unas con otras. Lo haremos brevemente, en el acuerdo de que las lagunas propiciadas por esta brevedad serán llenadas por las respuestas a las preguntas de ustedes. O, quizá, por explicaciones postreras de mi parte. También recordemos que habrá un apartado especial para este asunto tan vivo llamado “oración gramatical”.
            Por lo pronto, sabremos que hay oraciones simples —las que tienen sólo un verbo conjugado, casi siempre explícito y a veces implícito—; hay oraciones compuestas, que funcionan con ayuda de dos o más verbos. Entre las compuestas, encontramos oraciones coordinadas entre sí; también hay oraciones subordinadas a otra principal, de la que dependen para completar su sentido. En la subordinación intervienen dos verbos, uno para la oración principal y otro para la subordinada. Es un tema relativamente fácil, pero exige explicaciones amplias y múltiples ejemplos; por ello tendremos una sección exclusiva para este asunto.
            Las oraciones coordinadas, en cambio, son independientes, gramaticalmente, entre sí, que se relacionan por diversas causas.
            A veces utilizamos varias oraciones simples, relacionadas por un tema común, que separamos por comas: estas son series de oraciones independientes pero que se unen porque son una secuencia de algo, como en este ejemplo: 1) “Tomé el martillo, puse unas tachuelas en mi boca, acomodé la tela en su sitio y comencé a tapizar”. En este caso, es pertinente separarlas mediante coma, porque hay una secuencia lógica, pero no siempre ocurre así.
            En el siguiente ejemplo, veremos varias oraciones simples, relacionadas de otra manera:

2) Hacía un frío terrible; José trajo un poco de leña para el calentón.
3) El camión de pasajeros llegó a tiempo pero no tenía espacio para uno más.        
4) Tengo unas monedas y hoy quiero invitarte al cine.

            Los tres pares anteriores de oraciones están coordinadas entre sí por medio de: 2) el signo de puntuación; 3) la conjunción pero; 4) la conjunción y.
            El ejemplo 1) está coordinado por medio de comas, porque se trata de una secuencia; si no fuera así, sería inadecuado utilizar comas.
            Pero, y aquí es donde pondremos atención, si en los incisos 2 al 4 hubiésemos separados las oraciones con comas, estaríamos incurriendo en el común error del encabalgamiento. Las oraciones encabalgadas quedarían así:

Hacía un frío terrible, José trajo un poco de leña.
El camión de pasajeros llegó a tiempo, no tenía espacio para uno más.
Tengo unas monedas, hoy quiero invitarte al cine.


            Veremos, en las reflexiones que vendrán a continuación, otros usos adecuados e inadecuados de la coma.

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