viernes, 14 de marzo de 2014

7.1 Papel de los signos en el discurso escrito

El discurso escrito, a diferencia del discurso oral, carece de modulaciones tonales, velocidad y volumen. Además, tiene frente a la oralidad esta gran desventaja: carece de los gestos y ademanes que acompañan al habla (el lenguaje corporal). Por tanto, la escritura se debe valer de recursos que suplan —siempre de manera incompleta— la intención y emotividad de cuanto se dice a viva voz. Por ejemplo, para saber si terminé de decir algo, hago una breve pausa. En la escritura, la puntuación indica no tanto la pausa, sino el final de una parte del texto. La puntuación separa partes gramaticales en el discurso escrito. Algunas partes gramaticales van juntas, sin que las separe alguna puntuación, como sucede en general con el nombre (o sustantivo) y el verbo que indica su acción (externa o interna) y estado. Otras, como por ejemplo dos oraciones contiguas, suelen separarse con la marca puntual de un signo. El tono de voz que indica cuando lo dicho es una pregunta, un mandato o un énfasis cualquiera, en la escritura se expresa por los signos interrogativos y los llamados admirativos. Si dejé incompleta una frase, si quiero indicar que llegué al final del discurso, etcétera, me serviré de los signos de puntuación. Veremos, en los apartados a continuación, cómo es posible utilizarlo adecuadamente cada uno de ellos.

No hay comentarios: