sábado, 3 de agosto de 2019

Apuntes sobre el fenómeno haiku (1)


Comienzo, con estos apuntes, una colección de reflexiones apoyadas con la inclusión de citas, algunas traducidas por mí, acerca de lo que llamaré “el fenómeno haiku”. Lo hago como parte de un aprendizaje personal y con el ánimo de compartir mis hallazgos.

3 de agosto, 2019
Dice R. H. Blyth, en Senryu. Japanese satirical verses. Japón, The Hokuseido Press, 1949, pp. 3-4 (traduzco del original en inglés):

En la última mitad del siglo diecisiete, Bashô estaba dando al haiku sus cualidades esenciales de absorción en la naturaleza, “soledad”, profundidad de simpleza, no-intelectualidad, no-sentimentalismo, la vida “religiosa” hacia la cual la poesía japonesa se había estado desarrollando durante los últimos mil años.
            Pero al mismo tiempo había una tendencia opuesta, advertida con más claridad en el contemporáneo y discípulo de Bashô, Kikako, hacia convertir al hombre en la región principal del canto, hacia el ingenio y el intelectualismo, sacando a la luz las discordancias de la vida, el contraste de hombre y naturaleza, lo ideal y lo real, deseo y logro.

Esa tendencia de la que habla Blyth fue prefigurando esa forma tan afín y distinta del haiku, llamada senryu. Más adelante, en la página 7 de la obra mencionada, abunda: “Como quiera que sea, el senryu es coloquial por excelencia, puesto que es la literatura para los no literatos, la poesía de la burguesía. No tiene apariencias que mantener, es desvergonzada en su carencia de adornos y figuras de lenguaje”.
            Por ese transcurso, sucede que hay haiku que no se diferencian de los senryu, como este de Kako, tal vez del siglo dieciocho (traduzco del inglés, en la versión de Blyth):
           
El vendedor de abanicos;
una carga de viento lleva él,
            ¡ah, el calor!

Y este de Buson (1715-1783):

            Voy despertando,
sigo vivo aún,
            ¡tras comer sopa de pez-globo!

El pez globo es muy apreciado en Japón, pero a veces, cuando no se procesa debidamente, puede producir envenenamiento.
            Como se puede apreciar, estos haiku tienen mucho del ingenio propio del senryu y, sobre todo, tienen el acento en la vida humana, contra la costumbre del haiku de ocuparse más bien de la naturaleza.

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