martes, 5 de marzo de 2019

Un pasaje de 25 años



Las primeras flores y brotes de una primavera adelantada, en el campus que mil veces anduve, me dio su despedida secreta. Solo un árbol ya muy viejo y yo sabíamos que eran los últimos pasos que andaría yo junto a esa poderosa, riente y soñadora juventud del Instituto de Ciencias Biomédicas. Los compañeros de labores del edificio R, impresores, editores, diseñadores, administrativos en general, en cambio, sí que lo sabían: por fin llegó el momento del retiro, de pensionarme tras un cuarto de siglo en la Universidad. No diré sus nombres para no olvidar a ninguno.
            Otros campus también me cobijaron, desde luego, y los recuerdo con cariño.
            Mi Universidad, la Autónoma de Ciudad Juárez, recibió lo poco que supe darle y a mí me dejó marcado absolutamente. En pocas palabras, gran parte de mi formación intelectual y humana la recibí en sus aulas e institutos. Lo más importante y entrañable, sin embargo, fue la relación personal, las amistades que pude disfrutar durante esos años. El conocimiento de la gente, así de cerca, en plan de compañeros laborales, me dio enseñanzas que no se encuentran en los libros. No así de claras e intensas.
            El adiós que deseo expresar para mi Universidad y su gente no se puede pronunciar con palabras simples y breves; solo puedo decirlo aproximadamente con afirmar que, de todo corazón. estoy agradecido con ese lapso, con la Institución, con la gente que me dio su amistad, con los profesores que me guiaron. Algunos de esos amigos y profesores ya partieron, pero su huella sigue viva para mí. El adiós a mis compañeros de labores va con mi deseo de que disfruten la vida y el trabajo, de que sean felices como un modo de vivir cada día. Lo que aprendí en este tiempo es fruto de la convivencia con hombre y mujeres de gran calidez e inteligencia, de interesantes ideas: todo ello me fue transformando y convirtiendo en lo que he llegado a ser.
            Mientras yo siga vivo, tendré tiempo y disposición para todos mis compañeros universitarios. Y siempre guardaré los mejores recuerdos de esa larga relación que ahora llega, como todo, a una nueva fase. Gracias por su compañerismo y apoyo. Gracias por aguantar mis errores y perdonarme. Gracias por escucharme cuando necesité ser escuchado.
            Hasta pronto, UACJ, amigos, mi viaje de 25 años aquí acaba y a la vez que digo ¡bajan!, me despido con un abrazo para todos y cada uno de ustedes.

2 comentarios:

Jorge Spinoza dijo...

Recuerdo cuando te conocí en el 2001 en ICSA, siempre amable –algo que has conservado no como una característica de tu personalidad sino como parte de tu espíritu. Un abrazo, Agus.

vicmaesph dijo...

Una senda y un tiempo recorridos; sembrando y cosechando, según leo. Felicidades Agustin (con aprecio)