domingo, 8 de julio de 2018

Breve relato u ocurrencia

Paseo veraniego

Apenas pasadas las cinco sonó el despertador. Caprichoso: suena cuando quiere y a la hora que quiere. Monté en mi velocípedo y le dí al pedal hasta que atisbé sobre los techos la greña despeinada del niño Sol. Llegó con una sonrisa impertinente de criatura consentida. Cuando tomé la calle en dirección a donde suele asomar el astro, me encandiló con sus primeros rayos deslumbrantes como diciendo: sal de mi calle, es mía, entra en tu casa o te fundo con el pavimento. Apresuré el pedaleo y llegué directo a donde el despertador me espera siempre. Gracias, le dije, por conseguir que me anticipe al sol, que hoy amaneció insufrible.

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