domingo, 23 de enero de 2011

Matemos la idea de progreso

Desde hace tiempo se discute la falsedad de esta idea: el progreso social, humano, biológico, es mejoría. La evolución, por ejemplo, se asocia con frecuencia a progresión continua. Esto es, las especies (al menos la especie humana) cada vez son mejores. Pero es un error pueril: evolución es adaptación al medio; es la manera como las especies vivas obtienen herramientas naturales, orgánicas, para sobrevivir a través de generaciones. ¿Tenemos más inteligencia que el hombre de las cavernas? ¿La prueba son las computadoras? La verdad es que nuestra convivencia es cada vez más difícil y adopta formas absurdas. Nuestra organización social, vista con detenimiento, sí que avanza... hacia la destrucción. Estamos hacinados, enfermamos al animal sagrado que nos contiene y que llamamos planeta Tierra. Pero esta gran masa de roca y agua es un tejido cuyas células (plantas y animales) la mantenemos sana o la enfermamos. ¿Es cada vez mejor la vida en el planeta? Lo único más avanzado son los medios de asesinar masivamente. La guerra es una muestra del Progreso. Los otros animales parecen sostener sociedades muy estables y mientras, entre los hombres, el crimen es lo que mejor se organiza, ya sea desde la mafia o desde los Estados opresores. Con tanta capacidad para pensar y con tanto forzar el seso no logramos acomodarnos en la práctica, no logramos un acuerdo que permita construir la vida digna del más poderoso entre los monos. Cuando lo hagamos, entonces tendremos una señal de algo que se llamará, con cierta justicia, progreso. Olvidemos, pues, la modernidad y la posmodernidad, palabras vacías, y volvamos a la idea del bien común desde bases elementales. Matemos la idea de Progreso, que ha sido la más engañosa invención de toda la Historia.

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